Mira hay un tipo que dice:
Posponemos los proyectos y no tenemos ninguna garantía de estar vivo entonces. O de que tengas vitalidad como para llevarlo a cabo.
Tenemos que dar sentido a la vida, pero ahora y aquí, en cada instante.
Solo damos sentido a la vida cuando sufrimos una crisis porque vivimos mecánicamente.
De vez en cuando irrumpe algo extraño que desordena esta rutina. La muerte de un ser amado, la enfermedad, un fracaso afectivo, un problema laboral serio. Entonces nos preguntamos : "¿Qué hago yo aquí?"
Sin estas situaciones límite, uno va mecánicamente repitiendo lo de siempre
Así que las crisis son purificadoras, gracias a ellas podemos captar lo esencial. Ver más claramente lo que de verdad cuenta y en qué hacer hincapié. Alguien que se levanta por la mañana sabiendo que ese va a ser su último día, va a llenarlo de la máxima autenticidad.
Él recomienda ese ejercicio: vivir el día de hoy como si fuera el último, así no dejaremos de buscar lo que puede embellecer este día. Lo que hace que la vida merezca ser vivida es la belleza que uno puede captar a través de ella. Y la belleza se capta a través de la música, la lectura, un paisaje, un rostro o la ternura de un niño.
Belleza es esa experiencia en que el instante tiene plenitud, armonía.
La vida per se no es bella; en la vida hay belleza, pero tb hay mucha fealdad; hay bondad y maldad, y...vacío.
El antídoto del vacío no es la evasión, ni el fármaco, ni el bufón que entretiene, sino la apuesta por la autenticidad. O sea, vivir conforme al yo (conforme tú quieres vivir, no como marcan otros..). Una persona vive auténticamente cuando trata de hacer de su vida un proyecto personal.
"Hagamos de nuestra vida una obra de arte, no permitamos que nuestra vida tenga un guión escrito".
miércoles, 5 de noviembre de 2008
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